—Tengo una idea que viene dándome vueltas en la cabeza desde hace tiempo.
—¿Cuál es?
—Quiero ir a Sudamérica. A la Patagonia.
Así de fácil se aterriza una meta. En mi caso, está conversación la tuve con un amigo en un bar en Francia. Sin embargo, ¿qué iba a saber yo en ese momento de las maravillas que me esperaban? Y cómo, a pesar de anticipar tantos meses, todo salió totalmente diferente a lo esperado.
La Patagonia es una tierra indomable, donde si bien puedes prever las condiciones climáticas, al hacer tu recorrido, todo puede cambiar muy rápidamente. En algunos casos hasta puedes ver pasar todas las estaciones del año en un mismo día. Sin embargo, y esto es algo que entendemos los aventureros, los cambios en un viaje son los que nos permiten contar historias.
Por ejemplo, en una ocasión navegaba por los fiordos patagónicos en la desembocadura del valle de exploradores, muy cerca al istmo de Ofqui y con dirección al pueblo de Caleta Tortel en la región de Aysén, uno de los puntos más inhóspitos de la Patagonia. Mi objetivo era conocer uno de los cementerios de ballenas más grandes del mundo, pero lo que encontré me sorprendió aún más.
El recorrido avanzaba entre inmensos glaciares, durante un día particularmente lindo y esto de alguna forma me ponía un poco ansioso. No sabía cómo lucía un cementerio de ballenas, pero la sola idea me parecía poderosa. Ahora que lo pienso es curioso cómo íbamos atraídos en algún sentido por la muerte, algo que las personas pasamos toda la vida evitando.
Nos explicaba el guía y capitán de nuestra embarcación que las ballenas vienen misteriosamente a este lugar a morir. Algunos le atribuyen esto a algo místico, una especie de código entre ballenas que las impulsa a venir a encallar a esta costa, una zona conocida como el “fin del mundo”. Mientras que otros dicen que se debe al cambio climático o a razones más terrenales. Lo que es cierto es que este fenómeno es tan frecuente en las costas de Aysén, que es en sí un atractivo turístico.
Nos aproximamos a la zona, nuestro bote giró en dirección a la izquierda y yo tenía todos los sentidos alerta, con una expectativa alta sobre lo que iba a encontrar.
—Ya estamos llegando— dijo nuestro guía.
—¡Excelente!— le respondí.
Era un punto de aguas tranquilas rodeado por pequeñas montañas y un poco de neblina, podía percibir una playa que no era muy grande, pero en la que según nos habían contado llegaban a amontonarse decenas de restos de ballenas. ¡En una ocasión se contaron hasta 300! Fue ahí cuando agucé la vista, y entonces me di cuenta… no había nada, ¡ni los restos de un pingüino! El capitán debió adivinar mi frustración, y me dijo:
—Parece que hace días que no hay ballenas. Me atrevo a decir que semanas, porque nadie aquí mueve esto, seguro se las llevó nuevamente el mar.
Creo que mi decepción era evidente, y entonces el capitán se suelta una de las frases que mejor describen este lugar:
—Don Alex, la Patagonia a veces es así… caprichosa.
—No se preocupe capitán, fue un lindo recorrido y ya bastantes cosas me han sorprendido en el tiempo que he estado aquí.
—Así es Alex, y seguro más sorpresas le esperan en el camino, ya sabe que “el que se apura en la Patagonia, pierde”.
En el recorrido de regreso disfruté mucho del paisaje y, de hecho, es uno de los escenarios más impactantes que he visto. La frase del capitán me permitió recordarme a mí mismo algo que suelo tener presente en mis aventuras, la expectativa sobre el destino no debe impedirme disfrutar de lo que estoy viviendo.
Este tipo de experiencias me han permitido fortalecer a Tolhuin Expeditions, pues ¿qué puedes esperar de una tierra en la que puede pasar cualquier cosa? Afortunadamente la experiencia me ha enseñado cosas, como planificar la temporada perfecta en la que se pueden visitar diferentes lugares de la inmensa Patagonia que incluyan algunos de los lugares más inhóspitos y maravillosos del mundo.
*Tip de viajero: Temporada de ballenas en la Patagonia: de enero a mayo (verano-otoño).
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La Patagonia está llena de paisajes por explorar
Si bien la Patagonia se caracteriza por sus glaciares y montañas, es un lugar tan inmenso que puedes encontrar playas, lagunas, volcanes nevados formaciones rocosas como las capillas de mármol o un cerro con apariencia medieval, Cerro Castillo, o las imponentes y curiosas Torres del Avellano.
Y por supuesto, aunque su nombre no lo parezca, uno de los lugares más interesantes que te puedes encontrar es el Parque Nacional Pumalín — Douglas Tompkins en la Carretera Austral.
Empecé por el sendero “Ranita de Darwin», que son 2,5 kilómetros que se recorren en 1 hora y 30 minutos aproximadamente, por un camino muy bien marcado, boscoso y húmedo, pero bastante agradable de caminar.
Este parque es relativamente nuevo. Fue creado el 28 de febrero de 2018 y cuenta con más de 400.000 hectáreas, de esa inmensa área cerca de 296.000 hectáreas fueron donadas por el filántropo estadounidense Douglas Tompkins, fundador de las marcas The North Face y Esprit, quién tenía el lema de “se puede vivir de los árboles sin talarlos” y buscaba fomentar la conservación de estas tierras vírgenes.
Durante el camino pude observar una gran variedad de hongos, claramente no toqué ninguno por seguridad, pero era tal la variedad de formas y colores que logré sorprenderme, después de tantos años viniendo a la Patagonia, y todavía tiene para sorprenderme.
La conexión con la naturaleza es increíble, es una ruta tranquila que se adorna con el relajante sonido de un río. Estaba buscando el agua mientras seguía haciendo trekking, y me topé de frente con uno de los árboles más altos que he visto en mi vida, un alerce, una especie de la familia del pino que puede crecer hasta 50 metros de altura.
Este sitio está muy bien señalizado con unas placas de madera que indican el número de cada estación. Les recomiendo tomar el sendero nuevo que empieza después de la estación 04, los va a llevar a una pequeña cascada de agua prístina, rodeado de plantas con hojas muy grandes. En general es un sendero muy fresco, se hace rápido y puedes observar muchos animales y plantas. Además, está rodeado de agua.
En este parque hay recorridos un poco más exigentes. Por ejemplo, hay un sendero de 3,5 kilómetros con un camino más empinado hasta llegar a la zona de camping llamada Ventisquero, que tiene una vista impresionante a las montañas. Desde aquí incluso se alcanza a ver el volcán Michinmahuida. A medida que te adentras en el bosque y sigues subiendo el paisaje y la vista mejoran mucho, eso sí, camina con cuidado, porque hay unas hojas de plantas que son puntiagudas y están a la altura de tus brazos.
Ahora, este parque tiene una abundancia de fauna increíble, pero, a pesar de que se escuchaban durante todo el recorrido, pude observar el primer pájaro posado sobre la rama de un árbol cuando me encontraba de regreso. Estaba a una distancia de 500 mts aproximadamente y era de un color negro con la cabeza roja. No había visto un ave igual en ninguno de mis viajes, y cuando regresé a Francia se me despertó la curiosidad por conocer cuántos animales, plantas y fauna se conocen en la Patagonia.
- Plantas: cerca de 2.500 especies vegetales registradas.
- Hongos: 10 especies de Cyttaria y 31 de Nothofagus registradas.
- Felinos: 5 especies registradas en la patagonia chilena (puma, gato montés andino, gato Colo Colo, gato Guiña, gato Geoffroy)
- Aves: casi 300 especies registradas.
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Perderte en la Patagonia es reencontrarte contigo mismo
Es normal que al hacer estas rutas no te encuentres ni a una sola persona, y esto es más evidente entre más al sur te dirijas. Sin embargo, al año llegan a extraviarse hasta 10 turistas, por simples descuidos en rutas y por periodos de horas o de máximo 1— 2 días, mientras vuelven a encontrar el camino, se encuentran con algún habitante local que los reoriente o los encuentren los cuerpos de búsqueda.
Lo que he aprendido en estos años, es que estas situaciones se presentan por descuidos, falta de atención o exceso de temeridad. Sí, es cierto que siempre existe un riesgo de que cualquier cosa pase, pero son riesgos medidos siempre y cuando se sigan instrucciones.
Así que si estás planeando venir a la Patagonia, la respuesta es un rotundo ¡sí!. Sí vale la pena viajar a la Patagonia a vivir aventuras. Viaja con amigos, viaja en pareja, viaja sólo, pero viaja.
Cuenta con nosotros y con la experiencia de los guías de Tolhuin Expeditions, ponte en contacto y empieza a planear desde ya tu próxima aventura.